Descubre qué tipo de paneles e inversores necesitas para tu próxima instalación
La emergencia climática pone de manifiesto la necesidad de cambiar el modelo energético actual por uno más sostenible. Así, con una media de 300 días de sol al año, España es un enclave perfecto para el desarrollo de la energía solar. Pero ¿en qué consiste esto?
La energía solar es producida mediante el efecto fotovoltaico a partir de la luz del Sol. Los paneles expuestos a la radiación solar son alcanzados por millones fotones cada segundo, algunos de ellos consiguen impactar contra los electrones que se encuentran en las células de silicio (material con el que están hechos los paneles) liberando así energía que puede ser aprovechada en un circuito eléctrico. Pero no todas las instalaciones son igual de eficientes. Por eso es muy importante elegir bien el tipo de instalación.
Tipos de instalaciones
Para distinguir entre una instalación y otra se pueden atender varios criterios. En las instalaciones aisladas, la energía es suministrada únicamente a la edificación donde están instalados los paneles, mientras que, en las instalaciones con conexión a la red, estas están vinculadas a la red eléctrica.
Otra distinción posible es por el tipo de panel fotovoltaico. Por un lado, están los paneles solares monocristalinos. En estos, la pureza del silicio es mayor, presentan un mayor rendimiento y tienen una vida más prolongada. Por otro lado, los paneles solares policristalinos en los que, aunque su rendimiento es inferior, las pérdidas energéticas con altas temperaturas son menores. Y los paneles solares de silicio amorfo, que cuentan con una menor densidad de potencia y pierden rendimiento con el paso del tiempo.
No solo el tipo de placa fotovoltaica es importante. También lo son los tipos de inversores, ya que permiten utilizar la energía producida, transformando la corriente continua en corriente alterna, y optimizan la producción, incrementando el rendimiento. Por eso, también es muy importante elegir bien el inversor.
Tipos de inversores
En el caso de instalaciones aisladas de la red eléctrica podemos encontrar tres tipos de soluciones, siempre teniendo en cuenta que será necesaria la utilización de baterías. Por un lado, los sistemas de inversor y regulador de carga están compuestos por dos equipos distintos:
El regulador de carga gestiona la producción de energía de los paneles y el estado de carga de las baterías.
El inversor de baterías transforma la corriente continua de 12, 24 o 48V de las baterías a corriente alterna para consumo.
Por otro lado, los inversores cargadores. Son equipos que integran las dos funcionalidades descritas anteriormente en un único dispositivo. Por último los inversores híbridos, que permiten almacenar la energía solar en las baterías, así como la inyección de los excedentes si se dispone de red eléctrica.
En una instalación con conexión a la red los inversores pueden ser de tipo cadena, micro inversores u optimizadores de potencia. En el primer caso, los paneles solares están conectados por cadenas y necesitan un inversor por cada línea de placas. Así, la potencia de cada línea dependerá de la mínima potencia de cada panel de esta línea, es decir, si un panel reduce su potencia el resto también. Además, no incluyen un monitoreo individual del sistema. En el caso de los microinversores, se conectan únicamente a una placa solar y transforman la corriente continua en alterna individualmente. Y aunque son más eficientes porque permiten obtener la máxima potencia de cada panel y monitorizarlos, son más costosos. Por último, los optimizadores de potencia permiten ajustar la producción de cada panel mientras el inversor recoge la energía.
Por:
Jorge Bella Espinosa
Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual
por la Universidad Carlos III de Madrid